El mundo es un continuo generador de fenómenos, con frecuencia duros y poco cordiales. En el mundo sensible nosotras los percibimos y los analizamos. Pasan a nuestra mente tras varios filtros y una vez allí se descomponen. Mediante complejos lenguajes procedemos a ensamblarlos a nuestra manera y los volvemos a sacar por nuestra necesidad de expresión. Este relato se ejecuta mediante otro lenguaje llamado lengua. ¿Esta lengua se adecúa a nuestra necesidad de expresión y a aquellos fenómenos que recordamos?
Este tema recurrente en poesía inunda esta obra mediante una lucha feroz en busca del continente adecuado.
Al final de las letras, primer poemario de la periodista y escritora Mercedes L. Caballero, bucea en la insatisfacción permanente que deriva de cuestionamientos incómodos y por lo tanto vitales. A través de una profunda y particular relación con las palabras y la búsqueda de la precisión, el libro araña en una preocupación por el lenguaje como principal vehículo expositivo para indagar y exponer el lado menos amable de un mundo y unas emociones extensibles a quienes prefieren el centro de los márgenes. Feminista en su concepción y resultado, este libro nada complaciente se presenta como un refugio de ida y vuelta para la existencia y su desaparición.