Pertenece a una familia descendiente del dios Helios y relacionada con la diosa Hécate, por lo cual dominaba artes relacionadas con la herboristería, las cuales, unidas a su fuerte carácter y belleza, eran consideradas brujería.

Orígenes

El mito de Medea nos lleva, primero, a la Cólquide, una región situada en la actual Georgia. (Dato primero para entender esta figura: era «extranjera».) 

Hija del rey Eetes (por ello, sobrina de Circe) y de la oceánide Idía, fue sacerdotisa de Hécate. (Dato segundo: era «hechicera».)Dato tercero…: era «mujer».

La conexión griega

Hacía un tiempo ya, Frixo había dejado colgado de un árbol, en una playa cólquida, el Vellocino de oro, que fue protegido por un dragón. A Jasón se le encomendó la tarea de llevarlo de vuelta a Yolco, una ciudad helena. Fue el llamado «viaje de los argonautas». Cuando llegó a la Cólquide y pidió llevarse el maravilloso objeto, el rey Eetes le dijo que lo podría hacer tras superar varias pruebas, la última de las cuales era derrotar al dragón. Medea y Jasón se enamoraron, y esta le ayudó a derrotar al monstruo y a huir posteriormente. Cuando llegaron a Yolco, Pelías, tío de Jasón y rey de la ciudad, no cumplió su parte del trato, que consistía en devolver el trono a su legítimo dueño: Jasón.

Mitología

Medea y Jasón, entonces, traman su venganza. Ella le ayuda, una vez más, en sus planes, y enloquece a las hijas de Pelías haciéndoles creer que rejuvenecerían a su padre si lo descuartizaban y después lo cocían. Este muere, así, de sus manos.

Tras esto, han de huir y pedir asilo en la ciudad de Corinto, en la que Medea tenía conexiones políticas. Allí, logran vivir felices unos años, hasta que el rey de la ciudad, Creonte, hace un «juego de tronos»: quiere anular toda influencia de la extranjera y, para ello, propone a Jasón que se case con Creúsa, su hija, lo cual este acepta al ver la posibilidad de cumplir sus ambiciones. Medea, herida, manda a la hija del rey, por medio de los hijos que tenía con Jasón, un manto envenenado, que provoca la muerte de todo aquel que tenga contacto con la prenda.  Así le sucede a Creúsa al ponérselo; así a Creonte, al ir en su ayuda; así a los propios hijos, al portarla.

Los habitantes de Corinto, indignados por los magnicidios, persiguen y apedrean a Medea, que se ve obligada a huir de la ciudad.

Mitografía

A grandes pinceladas, lo anteriormente expuesto es el mito que se fijó y que ha llegado a nuestros días en el imaginario común. No obstante, la historia de Medea parece haber sido otra muy distinta:

En los días en los que Jasón pactó su matrimonio con Creúsa, una plaga afectó a la ciudad, llevándose la vida de muchos niños. Los corintios cogieron a Medea como chivo expiatorio y la persiguieron como causante de los males de la ciudad. Mujer, hechicera y extranjera: no había duda. Así, lograron matar a sus hijos en castigo y la persiguieron para lincharla, pero consiguió huir.

Fue Eurípides quien, en su tragedia Medea, fijó el mito, cambiando este final por el anteriormente expuesto por encargo de la ciudad de Corinto, que quería limpiar su imagen.

Las ciudadanas como Medea son poderosas magas de renombre. Su amor por los libros y su pasión por las letras les lleva a ser consideradas brujas eruditas. Su carácter y seguridad en sí mismas hacen temblar ciudades y desinflar la más humana ruindad.