En tiempos de pandemia, nos hemos acostumbrado a las pantallas, a no ir a la biblioteca y pedir a nuestra librería de confianza el libro que antes íbamos a ojear en la tienda. Hemos visto con buenos ojos el audiolibro, el podcast y, también, el libro digital, aunque sus páginas no huelan a imprenta y papel. Así, portales como eBiblio (la biblioteca digital de libros electrónicos del Estado Español) incrementó su uso en un 134%. Ahora bien, ¿es leer en papel mejor, peor o igual que en formato digital?
Como demuestran una serie de estudios, la lectura en formato papel permite una mayor comprensión que la lectura en formato digital (Ackerman y Goldsmith, 2011; Jeong, 2012; Mangen, Walgermo y Brønnick, 2013). Se cree que es debido a que el lector digital no permite ser consciente de la dimensión del libro y, de tal forma, entrever si estamos al principio, a la mitad o al final. De igual modo, es más fácil volver a un capítulo en el libro físico que el ebook. Del mismo modo, debido a la posibilidad de saltar de una lectura a un recurso audiovisual o a otra lectura imposibilitan la concentración en un texto concreto y favorecen ciertos aspectos como la inmediatez y la fragmentación. No obstante, aún falten estudios concluyentes sobre la comprensión en pantallas digitales.
¿Y qué pasa con la lectura en papel? ¿Tiene alguna desventaja? Podríamos decir que sí, aunque no tenga que ver con la comprensión. Por ejemplo, dependiendo de nuestro ritmo de lectura, quizá no nos sea viable almacenar todos los ejemplares que necesitamos. Asimismo, el precio de un libro electrónico suele ser significativamente menor que el de un libro físico y, en muchas ocasiones, nos costará menos subrayar en un ebook que un libro físico. De igual manera, nos permite conseguir libros que son difíciles de ser enviados debido a que la editorial sea de otro país. Y lo mejor de todo: ¡nadie cotilleará que estamos leyendo en el metro o en el autobús!
Por todo ello, cabe, al menos, ser precavidos, puesto que no se puede determinar si tendrá efectos positivos o negativos, es decir, recurriendo a Eco, no se ha de ser ni «apocalíptico» ni «integrado». Ambos soportes son compatibles y permiten diversas opciones que pueden ser complementarias. Y, como se suele decir, sobre gustos no hay nada escrito.
Autora: María S.