Todas queríamos ser Jo. (…) La segunda hija, la que quería ser un chico, la escritora, la rebelde feminista y con algo de pluma. (…) Pero las mismas que queríamos ser Jo nos sentimos hondamente defraudadas cuando nuestra heroína acabó sus literarios días casándose y abanadonado la escritura.
Así enmarca Isabel Franc su novela, Las razones de Jo, que, como se puede leer en el colofón, terminó de imprimirse en febrero de 2019, ciento cincuenta años y cinco meses después de la publicación de la novela de Louise May Alcott Mujercitas.
La autora explica en el prólogo que era necesario «resarcir a las lectoras planteando una explicación, en primera persona, de los motivos que llevaron a Jo a esa supuesta traición». Necesario o no, lo que estaba claro, y tomando las palabras de la propia protagonista de la historia, era que «la realidad no era suficiente, no era completa». Las razones de Jo nos invita a descubrir una nueva Jo March, desde una perspectiva distinta pero que sin embargo encaja a la perfección con todo lo que se cuenta en la obra original.
«Las palabras tienen un poder mágico. Nos transforman, nos conducen, influyen en nuestro sentimiento, en nuestra forma de pensar» comenta en un momento de la historia Jo March. En esta obra las palabras tienen un especial protagonismo, ya que el libro se plantea desde el inicio en femenino. Advierte la autora en la página 7: «Se avisa a las lectoras que en este libro el genérico está usado en femenino». Será el lenguaje una de las reivindicaciones constantes de la protagonista, llegando a cuestionarse cosas como «¿Por qué Dios se refirió siempre al hijo, al padre o al hermano? (…) ¿Es justo acaso que para nombrar a toda la humanidad baste decir «El Hombre»? (…) Si esas normas las hubiéramos creado nosotras, si simplemente hubiéramos participado en esa convención deliberada ¿habríamos decidido acaso que diciendo «La Mujer» el hombre estuviera incluido?».
En el epílogo del libro escribe Isabel Franc: «Hay un momento en el que las personajes se te escapan, han cobrado vida propia, actúan por su cuenta». Jo March llega un momento en el que pasa a ser una de nosotras, convirtiendo sus reivindiaciones en las nuestras, y las nuestras en las suyas. A través de su voz se da un lugar a numerosas reivindicaciones feministas de no hace tanto, y a muchas que aún perduran. Por ejemplo, reivindica Jo March el espacio físico que ocupan las mujeres en la sociedad. Ellas siempre recatadas, sin llamar la atención, reduciendo el espacio que ocupan en la sala. Ellos siempre expandidos, ocupando espacio, libres de movimiento. En relación a esto, también aborda el tema de la vestimenta, así como los cánones de belleza impuestos en el siglo XIX. Otro de los puntos de crítica de la protagonista es la falta de heroínas en las novelas y su rescate, junto con el de sus autoras. Sin dejar de mencionar el derecho al voto y la importancia de las sufragistas en este momento de la historia.
«Lo que deseaba, en realidad, era ser algo más que una hemrba y tener las mismas posibilidades, los mismos privilegios de los que gozaban los hombres. Vestir con comodidad, estudiar, manifestar mis opiniones, trabajar fuera del hogar, tener propiedades, moverme con libertad, ocupar espacio, amar a quien me diera la gana. VOTAR».
A lo largo de las páginas del libro, Jo March va creciendo como mujer y como feminista, al igual que lo hacemos todas en nuestro día a día. Con ella van apareciendo nuevas reflexiones y reivinidaciones de una época cargada de imposiciones y opresiones para las mujeres. Pero también nos invita a la superación. «Lo que sabía con toda certeza era que quería una vida diferente y que iba a luchar por ella» comenta la protagonista en un momento de la historia, y nos llena de esperanza «algún día nos rebelaremos. Y seremos muchas. Seremos todas».
«Tal vez sí que exiten esas heroínas en las novelas y en la vida real, pero no las conocemos. Y, de todas formas, alguien ha de ser la primera ¿no te parece?», le dice Jo March a su hermana Beth, convirtiéndose en la heroína de muchas y volviendo a ser el anhelo de otras.
Todas queríamos ser Jo. Y ahora, todas queremos ser Jo.
Autora: Marina