Es una diosa, o semidiosa, de la mitología griega, hija de Helios, el dios sol, y de la oceánide Perseis. Experta en medicofármacos naturales, vivía apartada en la isla de Eea, entre flora, fauna y muy diversos placeres. 

Orígenes

Hija del dios Helios y de la oceánide Perseis, Circe era hermana de Eetes, Perses y Pasífae y, por ello, tía, entre otras, de Ariadna y Medea. Vivía en un palacio de piedra en la isla de Eea.

Al igual que Medea, Circe era experta conocedora en hierbas, plantas medicinales y sus usos, lo que le hizo ser conocida como una de las más célebres hechiceras de la mitología griega; entonces, herboristería y medicina eran sinónimos de brujería.

Si bien no era tan afamada por sus curas y salubres ungüentos, sí lo era por su capacidad para adormecer a sus enemigos, llegando a transformarles, incluso, en distintos animales.

Con los argonautas

El mito de Circe es aquí poco conocido, siendo este ejemplo del primero de los casos: la Circe «sanadora».

Los argonautas, para salir triunfantes de sus viajes y conseguir su objetivo, el Vellocino de oro, hubieron de secuestrar a Aspirto, hijo de Eeetes y hermano de Medea. Según varios mitos, lo mataron y lo arrojaron al mar. Para purificarse del crimen, llegaron a la isla de Eea, donde Circe les ayudó con sus artes.

En la Odisea

Pero el mito que ha hecho llegar a Circe a la posteridad sucede junto a Ulises y su regreso a Ítaca, y pertenece al segundo de los casos: la Circe «transformadora».

Cuando este y sus compañeros estaban perdidos en el mar, arribaron a la isla de Eea. Buena parte de ellos decidieron explorar la isla en busca de víveres; Circe salió a su encuentro y los invitó a un magnífico festín en su palacio. 

El mito nos relata que los convirtió en cerdos, aunque imaginamos que, a fin de cuentas, la transformación no fue tan desmesurada como cabría imaginar, pues un compañero de Ulises logró escapar y avisar al resto de compañeros, que había quedado en la playa. Por ello, Ulises fue al encuentro de Circe, con la intención de salvarlos. De camino, el dios Hermes le ofreció un consejo para poder  vencerla: tenía que mostrarse violento y ella le pediría que se calmase y se recostase con seductoras palabras. Él obedecería, pero no sin antes hacerla jurar por los dioses que nada malo le haría.

Tras este encuentro, la expedición permaneció en la isla durante un año. Durante ese tiempo, Circe y Ulises mantuvieron una estrecha relación sexual, de ahí que, en la imaginería popular, fueran trescientos sesenta y cinco días de banquete sensual tras banquete sensual.

Si eliges ser una ciudadana como Circe es porque eres una persona consciente de tu propio placer y lo disfrutas. Al igual que nuestra heroína, te apoderas de las historias que caen en tus manos demostrando una habilidad que se podría casi tachar de brujería. Las ciudadanas como Circe, como tú, te miran de frente y te conquistan. Aquí estás tú, llevándote a todas de calle.